El Presidente de Estados Unidos anunció un plan para privatizar el sistema de control de tráfico aéreo de Estados Unidos. La propuesta, que cosechó muchísimas críticas de especialistas, aún requiere la aprobación del Congreso para que una nueva entidad privada esté a cargo de establecer las rutas y gestionar el servicio y los tiempos de espera. Trump alegó que la medida brindará mayor seguridad a los pasajeros y sostuvo que “el sistema actual está penosamente atrapado en el pasado”.
En relación a este anuncio elaborado tras reuniones con los presidentes de las principales aerolíneas del país, el mandatario agregó: “Decenas de países han hecho cambios similares con grandes resultados y les vamos a ganar por mucho. Canadá es un ejemplo ya que modernizó el tráfico aéreo con una organización no gubernamental hace 20 años y han bajado los costos significativamente adoptando tecnología moderna”.
Sin embargo, desde el sindicato Professional Aviation Safety Specialists, AFL-CIO, que representa a unos 11.000 trabajadores de la FAA, se ha criticado esta operación: “Privatizar el sistema de aviación más grande y complejo del mundo es un paso arriesgado e innecesario en este punto clave de su modernización. Se están haciendo progresos verdaderos a través de los programas Next Generation Air Transportation System (NextGen). Romper el sistema para establecer un monopolio quitará el foco de los sustanciales progresos ya realizados. Esto ralentizaría las mejoras y posiblemente comprometería la seguridad para arreglar un sistema que no está roto”.
Al mismo tiempo, analistas y especialistas en control y transporte aéreo se muestran en contra de esta posible privatización, poniendo en duda la capacidad de las aerolíneas de poder gestionar más de 300 centros de control, con más de 30.000 empleados.

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