El presidente ejecutivo de Boeing, Dave Calhoun, dejará su cargo a finales de año, en medio una profunda reorganización de la dirección motivada por la crisis de seguridad del fabricante de aviones, derivada de las sucesivas fallas del modelo MAX y puntualmente del suceso protagonizado por el MAX9 de Alaska al que se le desprendió el tapón de salida de emergencia en pleno vuelo.
El fabricante estadounidense también dijo que Stan Deal, presidente ejecutivo de Boeing Commercial Airplanes, se retiraría, y Stephanie Pope dirigiría ese negocio. En tanto Steve Mollenkopf ha sido nombrado nuevo presidente del consejo de administración.
Calhoun se encuentra bajo presión desde el incidente del 5 de enero, cuando un panel se desprendió de un vuelo de Alaska Airlines a unos 16 mil pies sobre el suelo. La empresa se enfrenta a un fuerte control normativo y las autoridades estadounidenses han frenado la producción mientras intenta solucionar los problemas de seguridad y calidad.
El CEO que se va ha enviado una carta a todos los trabajadores de la compañía donde indico que trabajar en Boeing “el mayor privilegio de su vida”. “Los ojos de todo el mundo están puestos en nosotros y sé que superaremos este momento como una empresa mejor”, ha añadido. Por ello, ha destacado que seguirán centrados en completar el trabajo iniciado para devolver la estabilidad a la compañía “tras los extraordinarios retos de los últimos cinco años”, con la “seguridad y la calidad” al frente.
Viene bien recordar que Boeing el pasado 12 de marzo le solicito a Boeing que deje de fabricar los 737 MAX 10 de la aerolínea y se centren en el MAX 9, dado que la compañía todavía no sabe cuándo recibirá la certificación este modelo.
Actualmente, de los 895 pedidos en firme que tiene el MAX 10, 277 de esos pedidos son de United Airlines, además la compañía tiene otras 200 opciones de compra.