Durante los últimos cinco días vivimos la opereta, el contrapunto entre American y la ANAC: que si se cancelaron vuelos, que si no se cancelaron, que si se aprovecha la coyuntura, que reducimos los vuelos… Pero, ¿cuál es el problema real?

Por Alejo Marcigliano


Voy a empezar a la inversa. Voy a empezar por las salvedades. La pandemia de Covid-19 generó un cuadro de situación que no tiene precedentes. Ninguna persona que deba tomar decisiones enfrentó nunca una crisis equivalente y aquellos que saben más sobre el tema, científicos en general, solo trabajaron hasta ahora con simulaciones y modelos matemáticos. Esto incluye a todos los funcionarios en general y a los de aviación en particular. Ningún director de dependencia pública relacionada con el Transporte Aéreo, en el mundo, debió nunca antes lidiar con esta situación. Esto es cierto. Y uno no vota políticos ni elige funcionarios o ejecutivos pensando en lo excepcional, sino en lo cotidiano. En definitiva, sucede socialmente lo mismo que individualmente: uno no sabe, hasta que se produce, cómo va a reaccionar ante una situación extrema. ¿Será lógico para pensar, será inteligente, hará lo correcto, será valiente? ¿O se paralizará, dudará muchísimo, y se equivocará una y otra vez?


“Sobre llovido, mojado”

Ahora bien, dicho esto, lo que menos se necesita de los gobiernos, es que (expresado de modo sencillo): “le echen más leña al fuego”. Desde el gobierno nacional y la ANAC es lo que han hecho, en las últimas semanas. Nadie (al menos no yo desde estas líneas), critica la decisión de cerrar los cielos: tiene basamento sanitario y si alguien duda de eso, basta ver las estadísticas el Covid en Argentina, en las últimas semanas, para que no queden dudas.  Ahora bien, ¿porqué no tomar, entonces, decisiones claras, entendibles y no caer en eufemismos que solo confunden? Al “reabrir los cielos” a fines de 2020, se dijo que las compañías aéreas presentarían sus nuevas programaciones regulares para que el gobierno las aprobara. Es decir, lo que las compañías aéreas están volando hoy (aunque en general menos de lo que hacían antes de la pandemia), son vuelos regulares. Si la intención del gobierno es reducir los vuelos y ya ha comenzado a hacerlo puesto que a fines de marzo había 18 operaciones diarias promedio en Ezeiza, hoy está en 12 y la idea es llegar a 4 o 5 a fines de abril: ¿por qué no admitir que se están cancelando vuelos? Este esquema de reducción, fue anunciado ante los micrófonos de la prensa por el ministro de Transporte, Mario Meoni. Digo: no es una especulación, es información. A menos que esa mínima cantidad de vuelos que se espera para fines de abril, corresponda exclusivamente a servicios desde los destinos sanitariamente vetados (Brasil, Chile y México, los últimos en sumarse a la lista que encabeza el Reino Unido), cuestión que no se ha aclarado; o si en realidad por todo concepto a fines de abril habrá 4 o 5 vuelos por día y no más, es evidente que todas las aerolíneas deberán recortar vuelos, provengan de los mercados vetados o no. ¿Entonces?

Entre operetas y cuestiones semánticas

Si una línea aérea se ve obligada por la autoridad (haciendo esta última lícito uso de su potestad como autoridad regulatoria y en medio de una situación excepcional como es una pandemia), a reducir vuelos, ¿por qué la autoridad lo niega? ¿Por qué jugar con eufemismos?Este comportamiento se inscribe en una lectura política mayor: el Gobierno se ve en la necesidad sanitaria de cerrar, de limitar el movimiento de personas por la segunda ola de contagios. Pero no es una medida simpática y tampoco quiere lesionar la Economía. ¿Entonces?, los eufemismos, lo hago pero no lo hago; lo hago, lo dispongo, pero no lo digo, suponiendo en definitiva que si no lo llama como debe, algún despistado creerá que no está sucediendo. Creo en lo personal que el dilema es falso, es una falsa dicotomía. Lo que no cierre por disposición sanitaria, para generar el aislamiento, podría cerrar luego por la cantidad de contagiados. Ya ha pasado, incluso con la gastronomía, con los locales abiertos en un principio estaban vacíos por temor a los contagios. Y curiosamente, cuando eso suceda, cuando un negocio esté abierto pero no venda nada, no tendrá derecho a ninguna ayuda del Gobierno, porque en definitiva “está abierto”. Un virus descontrolado termina cerrando la Economía porque los trabajadores se contagian y factorías y comercios se quedan sin personal sano.Tampoco es cierto que la aviación no tenga nada que ver con el Covid. Es cierto que el avión no produce contagios, volar en sí mismo no produce más contagios y eso parece confirmado. Pero el vuelo termina movilizando gente contagiada y llevándola de un lugar a otro, así se esparció el virus. Los casos positivos en Ezeiza, detectados al arribo de diversos vuelos, en los últimos días, confirman el punto. Y curiosamente, no solo se confirman sino que avalan la reducción de vuelos, conceptualmente. 


Ejemplos internacionales

Chile acaba de cerrar sus fronteras. Y las cerró, y sanseacabó. Aquellos que por cuestiones de gran fuerza mayor deban viajar a Chile (para continuar con un tratamiento médico, por ejemplo), deben pedir autorización vía Consulados y Embajada. El resto no puede entrar. ¿Es discrecional la autorización? Puede ser, pero los ingresos al país se convierten en excepción. Entonces no importa cuántos vuelos hay o no hay: Casi el 90% de la demanda desaparece, entonces no tiene sentido disponer de vuelos. Por estos días, las principales aerolíneas que operan en el Reino Unido, British Airways, Easyjet, Loganair, Jet2.com, TUI, Virgin Atlantic y Ryanair, le remitieron una carta al primer ministro, Boris Johnson, pidiendo para mayo el retorno de los vuelos. Esto se debe a que el último cierre en el Reino Unido fue total: los británicos no pueden volar para salir de vacaciones, directamente. Las líneas aéreas critican el cierre, “no puede haber recuperación económica sin la aviación”, afirma la carta; y apuntan a que se liberen los viajes para las personas vacunadas, que en Reino Unido ascienden a más de 30 millones de individuos.Podríamos seguir citando ejemplos de países y de medidas claras, transparentes, inequívocas, que no dejan espacio a dudas, a grises, a imprecisiones, a “sí pero no”…Que se entienda: no estoy a favor de los cierres, pero entiendo el planteo sanitario. Lo que digo es que, si la idea es impedir el desplazamiento de personas por cuestiones sanitarias, la medida debe ser clara y contundente. Porque incluso este gris de “sí pero no”, es hasta inútil: lesiona la Economía y no ayuda a detener los contagios. Una medida de cierre nunca es buena o simpática, pero se cierra o no se cierra, si se hace de modo contundente, más allá del impacto económico que pueda tener, por lo menos será efectiva desde lo sanitario. El término medio ni ayuda a resolver lo sanitario, ni evita el golpe económico.

Comentarios

  1. Muy buena la nota. Ahora, cuál sería la razón por tener limitaciones tan estrictas con Usa? Cuanto más riesgo sanitario se corre viajando a Miami que a Córdoba, misiones, Corrientes o a otro lugar en Argentina? Las nevasi cepas ya están con nosotros. Realmente no lo entiendo.

  2. Ante todo gracias Antonio por tu opinión. Viajar al Exterior implica cuando menos desplazarse más tiempo, en términos generales. Quizás la nota no pida medidas más estrictas, sino claras. Se puede o no? Insisto en que no creo que el transporte aéreo sea responsable de contagios, pero es vector de traslado. El virus viaja en avión aunque no contagie dentro del avión.

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