Al renunciar María Julia Cordero como Administradora al frente de ANAC, quien debía transformarse en el o la funcionaria con el máximo poder de decisión es el Director Nacional de Seguridad Operacional –DNSO-. Para ese cargo no hay nadie designado oficialmente tras la salida del hoy denunciado en la justicia por causa Flybondi Marcelo Moroni. El abogado Martin Pratto Chiarella ocupa ese lugar o esa silla pero no cuenta con la designación oficial. Digamos que ahí hay alguien pero no está…

Entonces al no tener un DNSO designado quien se transforma en el funcionario de máxima responsabilidad al frente de ANAC es el titular de la DIRECCIÓN NACIONAL DE INSPECCIÓN DE NAVEGACIÓN AÉREA –DNINA-. ¿Y entonces?
Entonces para este tercer cargo tampoco hay nadie por estas horas dado que, quien ocupaba dicho espacio fue Oscar Villabona hoy renunciado, pero que aunque cueste creerlo o aceptarlo, suena como el futuro titular de ANAC en reemplazo de la ex Administradora María Julia Cordero.
El contexto en el cual el sistema Argentino transita por esta cuasi acefalia es el siguiente. El Gobierno Nacional tiene decidido crear una agencia para la aviación argentina mediante la fusión de la ANAC –Administración Nacional de Aviación Civil- y el ORSNA –Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos. La Subsecretaria de Transporte Aéreo según fuentes consultadas quedara como esta, funcionando por fuera de las competencias de la nueva agencia.

El tema es que frente a situaciones límites como puede ser un congreso OACI, por la positiva o un conflicto binacional por la negativa, el Estado Argentino no tiene funcionario a cargo que lo represente.
¿Es la primera vez que pasa algo semejante? Sí y no. Una realidad similar tuvo lugar al finalizar el Gobierno de Macri e iniciarse la Administración Fernández, cuando por dos meses el Estado Argentino desde lo aeronáutico en términos institucionales estuvo a la deriva. Luego llego Tamburelli. Si es la primera vez que durante un día de la Patria el sistema aeronáutico está virtualmente acéfalo, con lo cual no hay casualidad posible es parte de un proceso degenerativo que tendrán que modificar los responsables del sector.
VGM Marcelo Moroni