El piloto Carlos “Charli” Lawrence traba la puerta de la cabina del PIPER PA-28-140, nos ponemos el cinturón de seguridad, envía combustible al motor, chequea el tablero y le da arranque a la avioneta. “Vamos a darle unos minutos para que caliente y salimos”, explica el piloto fueguino, mientras comprueba que los flaps y el timón de cola funcionen correctamente. Confirmamos el despegue por la pista 16 y con el sol de frente al igual que el viento nos alejamos de la pista del Aero Club Ushuaia, que antiguamente fue temida por los Airbus que terminaban en el agua debido a su corta longitud. Plan de vuelo: Recorrido por los valles hasta el cerro castor y vuelta directa por la cara este del Monte Olivia, el pico más representativo de la región, a 2000 pies. El tiempo de vuelo estimado serán 30 minutos.

Cruzamos la ciudad más austral del mundo directamente hasta que nos encontramos sobre la ruta nacional número 3. Observamos las nieves eternas de la cordillera de los Andes y disfrutamos del poco verde del verano que se encuentra con el impaciente otoño que realza las copas de lengas y ñires del bosque insular de la isla grande de Tierra del Fuego. Atravesamos el aire entre las montañas que de pronto ya no parecen tan altas desde los dos mil pies de altura donde estamos. Sobrevolamos el Cerro Castor, y pronto emprendemos la vuelta. En el horizonte las cumbres parecen infinitas hasta que volvemos a la zona urbana y comenzamos el descenso. Así culmina otro vuelo de bautismo.