Se trata de la cadena hotelera Accor, la cual inició conversaciones con el gobierno francés para adquirir un porcentaje minoritario de las acciones de la compañía. La transacción todavía no está confirmada y tampoco hay una propuesta para solucionar el conflicto gremial que estalló en febrero. Los sindicatos aeronáuticos reclaman un aumento del 5,1 por ciento, mientras que los pilotos exigen un 10.
Accor es el grupo hotelero más grande de Europa y es dueño de Ibis y Sofitel, entre otros. Luego de que la compañía y la aerolínea confirmaran que se habían reunido con el objetivo de “desarrollar proyectos digitales conjuntos, al igual que una plataforma de lealtad y servicios”, las acciones de Air France-KLM subieron un 7 por ciento. Después de la dimisión de su CEO, Jean Marc Janaillac, tuvo una caída en la Bolsa de París del 9,83 por ciento (leer nota acá).
El gobierno de Emmanuel Macron tiene el 14 por ciento de las acciones de Air France-KLM y ya adelantó que no iban a intervenir para ayudar a solucionar los problemas de la compañía. “El Estado no saldrá al rescate de Air France y a absorber las pérdidas de una empresa que no ha hecho los esfuerzos de competitividad necesarios”, sostuvo el ministro de Economía, Bruno Le Marie.
Por su parte, Delphine Gény-Stephann, subsecretaria de Economía, opinó sobre el posible acuerdo y lo definió como “un proyecto industrial interesante. Depende de las empresas ver cómo avanzan esas conversaciones”. Agregó que “el Estado francés tendrá voz y voto en cualquier acuerdo y tomará parte de cualquier conversación estratégica en su papel como accionista”.
Después de la renuncia de Janaillac, asumió un comité de gestión provisional integrado por Frédéric Gagey, director financiero, Franck Terner, director general de Air France y Pieter Elbers, director general de KLM. Anne-Marie Couderc, ex ministra de Trabajo del gobierno de Jacques Chirac, fue designada como presidenta no ejecutiva y transitoria de la compañía.