Las emociones estuvieron a flor de piel en el Ministerio de Trabajo de la Nación, donde cambió la historia de Amadio Armando Jose, Freire Ricardo Adolfo, Lahurcade Ernesto Bonifacio y Maroni Juan Patricio; que fueron jóvenes trabajadores de Aerolíneas Argentinas y Austral. Entre octubre del 76´ y junio del 78´ comenzaron a faltar a sus trabajos, también de sus hogares y de sus familias. Sus padres y sus esposas decidieron buscarlos y desesperados enviaron comunicados a sus empleadores pidiendo información sobre sus paraderos, pero nunca tuvieron respuesta. El mismo Estado que los raptó, torturó y desapareció, determino que estos jóvenes habían realizado “abandono de su puesto de trabajo”. Pero un nuevo Estado, democrático sobre todo, reparó sus legajos en un acto donde estuvieron presentes Enrique Deibe, secretario de empleo; Martín Fresneda, secretario de Derechos Humanos y Mariano Recalde, el presidente de la aerolínea de bandera. Todos ellos tuvieron que contenerse para poder dedicar algunas palabras sin liberar sus lágrimas.
Pero, ¿cuál es la importancia de que el Estado lleve adelante estas acciones? ¿Cómo llegan los equipos de trabajo a lograr estos cambios? Silvina Atencio y Silvina Giagante, integrantes de la Comisión de Trabajo por la Reconstrucción de Nuestra Identidad, respondieron estas inquietudes.Silvina Atencio – Silvina Giagante
Armando Amadio hijo vivía en Beccar junto a su pareja Silvia Kuperman, y de esa casa se los llevó una patota que inmediatamente después fue a buscar a Armando Amadio padre una noche del 77´. Los hombres eran hijos únicos, la descendencia de la familia desapareció con ellos. Por eso su legajo lo recibió una prima de Kuperman que era la única conexión con el trabajador de Aerolíneas Argentinas.
El 1º de junio de 1978, Ricardo Freire tenía que encontrarse con Oscar Bazterrica, amigo y compañero de cuarto año de Abogacía en la UBA, y la novia en las inmediaciones del estadio en donde se inauguraba el Mundial. Oscar no llegó nunca. El día siguiente fue el último de Ricardo en Austral, en donde trabajaba. A la noche siguiente Ricardo acompañó a los padres de su amigo y a la novia a denunciar a la policía su desaparición, pero no llevaba documentos. “Volvió a buscarlos a casa. Todavía los tengo”, señaló Susana, su hermana. Esa noche desaparecía y luego la novia de su amigo también.
El legajo de Ernesto Lahurcade fue recibido por su hijo Guillermo Lahurcade. Su padre tenía 46 años cuando se lo llevaron de su casa, en Ramos Mejía, Pero qué significó este acto para Guillermo: El hijo de Lahurcade
Juan Patricio Maroni fue secuestrado el 5 de mayo de 1977 con su esposa y llevado al centro de detención y tortura Atlético. Para su hija Paula, esta acción es una reparación histórica, pero no personal “en lo más mínimo”:Paula Maroni
María Margarita Maroni relató la historia de su hermano Juan:Maria Margarita Maroni