El turismo de masas está haciendo sentir sus consecuencias con el colapso de algunos lugares turísticos tradicionales y el cierre de otros para prevenir su deterioro. Este es el caso de la isla de Boracay, uno de los principales destinos turísticos de Filipinas, que a partir del 26 de abril dejará de recibir turistas por seis meses.

 

La decisión fue tomada por el presidente de ese país, Rodrigo Duterte, quien recientemente calificó el lugar como una “cloaca” por la contaminación de sus aguas, tras la recomendación de los departamentos de Recursos Naturales, Turismo e Interior y con el objetivo de solucionar los problemas medioambientales que sufre Boracay.

La isla está ubicada a 300 kilómetros al sur de Manila y tiene 1032 hectáreas de pura naturaleza que se mezclan con la imponente estructura de hoteles y resorts, los cuales solo en 2017 recibieron a 2 millones de visitantes.

La belleza de sus arenas blancas se ve opacada por el fuerte olor provocado por los establecimientos que emiten sus efluentes al mar de forma ilegal. Durante los seis meses en los que la isla no recibirá a ningún turista, se realizará un plan de saneamiento, se prevé que sea necesario diseñar un segundo sistema de alcantarillado, ensanchar la avenida principal y derruir establecimientos ilegales.

ANTECEDENTE

Tailandia también anunció que, desde el mes de junio, su famosa isla Koh Phi Phi Ley, situada al sur de las islas Phi Phi, estará cerrada al acceso de los barcos turísticos por cuatro meses. Millones de turistas llegan hasta allí cada año para revivir las escenas de la película La playa con Leonardo DiCaprio filmadas en la paradisíaca bahía Maya Bay. La decisión está fundada en permitir que el coral dañado, por el calentamiento global y el comportamiento de los turistas, se regenere.

Fuente: EFE

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