A primera vista, Argentina y Turquía pueden parecer mundos muy diferentes, separados por vastos océanos y culturas distintas. Sin embargo, a medida que nos acercamos y profundizamos en sus tradiciones y costumbres, descubrimos sorprendentes similitudes que nos recuerdan que, sin importar la distancia, hay cosas en común que consiguen conectarnos.
Desde la cálida hospitalidad de su gente hasta su pasión por el fútbol o la música, estos dos países nos demuestran que la distancia geográfica no es obstáculo para seguir conectados.
Infusiones
En Argentina, el mate es una bebida tradicional que se comparte entre amigos y familiares. En Turquía, el té (çay) y el café turco son elementos esenciales de la vida social, que se disfrutan en reuniones y visitas. El mate en Argentina y el té en Turquía son algo más que bebidas: son rituales sociales. Compartirlos es una forma de estrechar lazos y construir comunidad. Desde reuniones familiares a reuniones de trabajo, estas infusiones simbolizan la importancia de la conexión, ofreciendo oportunidades para iniciar conversaciones y relacionarse.
El tangoAmbos países tienen una rica tradición de danza y música. En Argentina, el tango es emblemático, no es sólo un baile, sino una expresión de pasión y melancolía arraigada en su tradición e historia. En Turquía hay grandes grupos de aficionados al tango y una docena de academias donde se enseña y se baila. Sus raíces se deben a Mustafa Kemal, conocido como Atatürk, el hombre que fundó la república moderna. Entre su ola de modernizaciones puso mucho interés en el baile. Fueron famosas sus veladas en palacio en los años veinte.
El gusto por la comida
La comida es una parte esencial de la vida social en ambos países. En Argentina, el asado es una tradición: reunirse los domingos o días festivos y comer asado, es un ritual para las familias y los seres queridos. En Turquía, los kebabs y los meze son platos típicos de las reuniones familiares y sociales.
Ciudad de perros y gatos
El amor por los animales es otro aspecto en común. En Argentina, los perros son considerados un miembro más de la familia, es habitual verlos acompañados de sus dueños en paseos por las calles, plazas, restaurantes e incluso en viajes para disfrutar de ellos. Por otro lado, Turquía es famosa por su devoción a los pequeños felinos, especialmente Estambul, considerada la «ciudad de los gatos», donde se les puede encontrar en bazares, restaurantes, y en las calles siendo muy bien cuidados y mimados. En ambas culturas ambos son apreciados no sólo como mascotas sino también como compañeros, un amigo fiel respetado sin igual.
La pasión por el fútbol
Tanto en Turquía como en Argentina, el fútbol es una pasión que trasciende el deporte y donde los clásicos rivales despiertan una euforia incomparable. El fútbol no es sólo un juego, es una forma de encuentro y de demostrar el amor por el equipo. El clásico entre Boca Juniors y River Plate es el máximo exponente de esta rivalidad, donde el antagonismo y la devoción de los hinchas se manifiestan en cada partido. Del mismo modo, en Turquía, el clásico entre Galatasaray y Fenerbahçe es el evento más esperado, reflejando la misma intensidad y amor por el fútbol que se ve en Argentina.
Estas son sólo algunas similitudes encontradas en ambas culturas que nos demuestran que, a pesar de las diferencias geográficas y culturales, existen aspectos universales que nos conectan como seres humanos.
Stopover y Touristanbul
Turkish Airlines, la aerolínea de bandera de Turquía, acerca a los argentinos a conocer Turquía y sus ciudades con 7 vuelos semanales y con grandes programas como Stopover para quienes tienen escalas largas de unas 20 horas o más, la aerolínea brinda estadía gratuita en un hotel 4 estrellas para quienes viajan en clase Economy y 5 estrellas para los pasajeros de clase Business.
También el Programa Touristanbul, que ofrece visitas guiadas gratuitas a los lugares más emblemáticos de Estambul para quienes tengan escalas de entre seis y veinticuatro horas, lo que permite a los pasajeros adentrarse y conocer su cultura de primera mano. Durante los recorridos, se pueden visitar los lugares históricos más notables de Estambul y disfrutar de la auténtica cocina turca. Touristanbul ofrece una experiencia inolvidable en la ciudad que nunca duerme.