Termina el 2020 y la Asociación que nuclea a las aerolíneas cambia la conducción. El atildado francés, Alexandre de Juniac, le dejará su puesto desde abril de 2021, al irlandés Willie Walsh. ¿Qué significa esto? ¿Qué implicará? Lo analizamos.
Por Alejo Marcigliano
Ante un recambio de CEO, hace muchos años, le pedí explicaciones a un gerente de compañía aérea en nuestro país (no viene al caso el nombre). “Tenés que entender, que los CEOs se relacionan mucho con los momentos y los objetivos. El gobierno real de toda aerolínea es la junta de accionistas, y van cambiando de CEO, dependiendo de las necesidades”, me explicó. Desde entonces, agudicé mis sentidos y me puse a investigar. Y la tesis funciona en casi todos los casos. Por supuesto que los motivos por los cuales una persona renuncia a su trabajo son variadísimos y amplios. Desde temas banales como un cambio de rumbo y de vida, a cuestiones tan previsibles como la jubilación. Sin embargo, en general se aplica la tesis. Cito un ejemplo bien claro. Marco Antonio Bologna se incorporó a TAM en 2001. Era un brillante financista y el Comandante Rolim Amaro, fundador de TAM, lo sumó a la compañía como Vicepresidente de Finanzas y Gestión. En 2004, Bologna se convirtió en CEO de TAM. ¿Por qué el cambio? Porque la empresa apostaba a ordenar sus finanzas para comenzar a cotizar en la Bolsa de San Pablo, lo que sucedió en 2005. En 2007, con la misión cumplida, Marco Antonio Bologna dejó su cargo y fue reemplazado por David Barioni Neto.
Toda esta introducción tiene que ver con el recambio de director General y CEO de la IATA. La Asociación funciona como una empresa: tiene una Junta de Gobierno que elige un presidente y que integran los CEO’s de las diversas aerolíneas (que se van sucediendo en el puesto), porque representa a las aerolíneas que son las socias. Aparte, hay un cuerpo directivo que se designa y que encabeza un director General y CEO.
En el marco de la 46° Asamblea Anual que se concretó de modo virtual hace pocas semanas, se anunció el recambio: Alexandre de Juniac dejará su puesto en abril para ser reemplazado por Willie Walsh.
¿Se puede aplicar la tesis?
Tratemos de perfilar a ambos ejecutivos, veamos quiénes son, sus puntos fuertes y analicemos el contexto.
Alexandre de Juniac es francés, asumió como director General y CEO de la IATA, el 1° de septiembre de 2016. El ejecutivo tiene una vasta experiencia en el sector, combinando trabajo en el Estado y en empresas privadas. Inmediatamente antes de llegar a la IATA, De Juniac fue presidente y CEO de Air France, de 2011 a 2013, y fue presidente y CEO del grupo Air France-KLM. Durante su gestión el grupo comenzó un fuerte proceso de ajuste y reestructuración. En el ámbito privado, fue director de Thales, empresa francesa que trabaja en las áreas de transporte, defensa, aeronáutica y espacio, y seguridad. Allí fue, entre otras cosas, responsable de las operaciones de la empresa en Asia, África, Oriente Medio y Latinoamérica. En el campo público, integró el Consejo del Estado entre 1988 y 1993. Y desde esa fecha y hasta 1995, trabajó en el Ministerio de Economía, Industria y Empleo, donde fue jefe de gabinete de la por entonces ministra, Christine Lagarde.
En su momento, la llegada de De Juniac, tuvo que ver con este último aspecto: con su conocimiento del trabajo y las tareas de gobierno. ¿Qué se esperaba de él? Que pudiera desarrollar una relación más fluida entre la Asociación y los gobiernos. Es habitual que la IATA peticione constantemente a los Estados. Desde una apertura regulatoria mayor, hasta una reducción de cargas impositivas, hay un amplio abanico de reclamos y pedidos en la relación entre las líneas aéreas y los gobiernos. Y por supuesto, esto en un marco de lobby negociador, conciliador. Obviamente, todo eso es una lectura, un panorama prepandemia. El Covid-19 generó un notable desbalance y una dependencia aún mayor de las líneas aéreas para con los Estados.
¿Quién es Walsh?
Willie Walsh es un caso raro. Irlandés de nacimiento, es piloto de profesión. Ingresó a Aer Lingus, la aerolínea tradicional irlandesa, en 1979. Hizo carrera en el sindicato de pilotos local y de hecho llegó a ser uno de los negociadores. En paralelo, cursó un Máster en Administración y Dirección de empresas en el Trinity College. Walsh ingresó a la dirección de la empresa y en 1998 se convirtió en CEO de la subsidiaria chartera de Aer Lingus: Futura, a la que dirigió desde 2000. Tras un breve paso como director Operativo de Aer Lingus, en octubre de 2001 fue designado CEO. Desde ese lugar, debió enfrentar el desafío de reducir la estructura y los costos de Aer Lingus para que pudiera presentar una efectiva batalla contra a Ryanair. En enero de 2005 avanzó y delineó el proyecto de sacar a bolsa a la aerolínea. Sin embargo, el socio mayoritario, el Estado Irlandés, dijo no, empujado por la oposición a la idea de los sindicatos aeronáuticos locales. En consecuencia, Willie Walsh renunció.
Estuvo sin trabajo apenas cuatro meses: en mayo de 2005, fue elegido como sucesor de Rod Eddington, como CEO de British Airways. Desde esa posición, más allá de haber enfrentado diversos conflictos laborales, es uno de los artífices de la creación del hólding International Airlines Group, hoy conformado por British Airways, Iberia, Vueling, Aer Lingus, Iberia Express y Level. Su salida del grupo, producida este año, a medio siglo de su arribo a British y a una década de la formación de IAG, de dónde llegó a ser CEO, se produjo de modo sorpresivo. En medio de un divorcio escandaloso, se descubrió que mantenía un romance con una empleada de IAG, algo que las reglas de comportamiento interno del hólding prohíbe.
El porqué de su designación
“Cuando Tony Tyler sustituyó a Giovanni Bisignani, como líder de la IATA, nos dijo que sería un Director General diferente, con un estilo diferente pero con los mismos objetivos, y tenía razón”, comentó Walsh en su discurso de aceptación del nombramiento. “Cuando Alexandre fue nombrado, nos dijo que entendía cómo funcionan los gobiernos, pero que no estaría contento con la velocidad a la que trabajan y nos recordó que era un hombre de negocios y sabía lo que se necesitaba para liderar una aerolínea. Ambos hombres querían lo mismo. Querían que IATA tuviera éxito y Alexandre ciertamente ha trabajado duro y sé que seguirá trabajando duro hasta que se retire a finales de marzo, para lograr ese objetivo”, comentó el ejecutivo irlandés.
“Mi estilo será diferente al que me ha precedido. Yo también soy un hombre de negocios. Yo también entiendo cómo operan los gobiernos, pero me siento aún más descontento y más crítico con la forma en que hacen las cosas o, lo que es más importante, en muchos casos, cómo no han logrado hacer las cosas”, definió Walsh de como claro y taxativo.
“Llevo más de cuarenta años en este negocio. Aproximadamente la mitad de ellos estaban en el extremo puntiagudo, como piloto y la otra mitad en el extremo contundente como CEO. Sé lo que se necesita para tener éxito. En esos cuarenta años he visto de primera mano los numerosos desafíos y crisis importantes que hemos afrontado y superado. Tengo una pasión por esta industria y una pasión por IATA. Necesitamos más que nunca un organismo industrial eficaz que sirva y represente nuestros intereses.
Este año ha sido el más desafiante de todos los tiempos, pero no olvidemos que el Coronavirus no nos impidió volar. Continuamos brindando servicios vitales y, en muchos casos, fuimos el eslabón clave para llevar equipos de seguridad críticos a los servicios de salud. El virus no impidió que nuestros clientes subieran a nuestros aviones porque hemos demostrado nuestra capacidad de adaptación y para garantizar la seguridad de nuestros clientes y nuestra gente y sabemos que quieren volar con nosotros. Se les ha negado la libertad que les brindamos, no por un virus, sino por una respuesta política inconexa y las restricciones impuestas por ciertos gobiernos que no se han adaptado y no han adoptado las medidas sensatas que hubieran permitido que los servicios aéreos casi normales continuaran”, dijo le futuro directivo de IATA.
“Los que me conocen sabrán que pueden juzgarme más por mis acciones que por mis palabras. Estoy seguro de que la gente que me conoce le dirá que me gusta tomar prestadas las palabras de otras personas, especialmente de grandes autores y dramaturgos irlandeses como George Bernard Shaw, Oscar Wilde o Brendan Behan. Justamente Behan dijo una vez que ‘no es que los irlandeses sean cínicos. Es más bien que tienen una maravillosa falta de respeto por todo y por todos’. Y finalmente, para citar a George Bernard Shaw: ‘El progreso es imposible sin cambios y aquellos que no pueden cambiar de opinión no pueden cambiar nada’”, concluyó Walsh.
El corazón de su mensaje y hasta podría uno señalar como la explicación de su designación es justamente, su desagrado en el modo en que gestionan los gobiernos. Incluso la perspectiva de que los gobierno “le quitaron” la libertad de viajar a los pasajeros debido a “políticas inconexas”. “El Coronavirus no nos impidió volar”, dice. Es realmente una visión novedosa esa que dice que la pandemia no ha tenido que ver en la situación general y que, en realidad, el problema son las políticas inconexas de los gobiernos. De hecho, las palabras de Walsh contradicen los resultados de diversos estudios publicados por la IATA que revelan el temor o la incertidumbre que motivan la parálisis de los pasajeros. No es una cuestión de medidas de gobierno. Y la prueba más contundente es que en los mercados que nunca se cerraron, que nunca impidieron volar (Estados Unidos, México o Brasil, por ejemplo), la demanda se ha desplomado. Sin prohibición tampoco hubo demanda. Pero más allá de las opiniones de Walsh, lo que anuncian sus palabras es una postura más firme, más crítica, más beligerante. IATA sabe que vienen tiempos más duros y tormentosos y eligió un piloto de tormenta especialista, un capitán de combate. ¿Logrará sus finalidades? El tiempo dirá, pero al menos, IATA parece avanzar en el sentido de endurecer su posición y alzar el tono.