El fin de la prohibición de despidos, establecido por la Ley CARES, el 1° de octubre, se perfila como el inicio de una ola de despidos con la que las líneas aéreas de Estados Unidos ya vienen amenazando.

Por Alejo Marcigliano

“Apocalipsis el empleo entre las aerolíneas estadounidenses”, el título correspondía a una columna de una consultora, Skift, especializada en turismo y transporte aéreo. Aunque discutible y exagerada, la definición apunta sin dudas a la intención de calificar lo que está por suceder. Es tan grave, es tan desastroso… es un apocalipsis. “Puede estar comenzando una recuperación de los viajes, pero puede que no sea suficiente para salvar miles de empleos entre las aerolíneas estadounidenses”, vaticina el autor del artículo, Madhu Unnikrishnan.

¿Qué es lo que sucede?, ¿qué es lo que se viene? Curiosamente, ese apocalipsis, cual predicciones mayas, tiene fecha: el 1° de octubre. ¿Y qué sucede esa fecha?, concluye el período de prohibición de despidos impuesto por la Ley CARES. Durante el mes de abril, se aprobó en Estados Unidos la denominada Ley CARES, acrónimo de “Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus”. En ese contexto, la norma genera un fondo de dinero que se destina a ayudar a pagar los sueldos. Las compañías aéreas estadounidenses, ya recibieron un total de US$ 25 mil millones en ayudas. A modo de contraprestación, las empresas que se beneficiaron por el CARES no pueden despedir personal hasta el 1° de octubre.

¿Por qué los despidos?

El problema es la pandemia. Ya sabemos que en marzo y abril se alcanzaron mínimos históricos en cuanto a la demanda, sobre todo en el mercado estadounidense que nunca estuvo cerrado en su totalidad, como sucedió en nuestro país. Para tener una idea. A mediados de julio, la Administración de Seguridad del Transporte (la TSA), responsable de los controles de seguridad aeroportuario, examinó poco más de 632 mil pasajeros. Esto parece una enormidad frente s los 93 mil revisados a mediados de abril, pero está lejísimo, a su vez, de los 2,5 millones que se controlaron en julio de 2019.

Y esa recuperación que comenzó con cierta fuerza en junio y julio, se ha planchado durante agosto, sitiada por rebrotes y marchas atrás, con la reimposición de cuarentenas en diversos puntos, tanto dentro de Estados Unidos como en el Exterior. Esta perspectiva a convencido a las compañías aéreas de que el mercado será más pequeño que antes y que la demanda será notablemente inferior. La IATA señaló concretamente que se espera la recuperación a niveles preCovid recién para 2024. Esto deja a todas las compañías aéreas desfasadas, en off side, con estructuras muchísimo más grandes de las que realmente necesitan para los niveles operativos de hoy. Lo dijo hace pocas semanas Roberto Alvo, CEO de Latam Hóldings: “Tenemos una empresa con 38 mil empleados, para una actividad que demanda solo 5 mil”. Desde entonces, Latam ha concretado el despido de 12 mil trabajadores en toda Latinoamérica.

Hace pocos días, sintetizó la situación el CEO de Southwest Airlines, Gary Kelly: “Si las cosas no mejoran, esto simplemente no puede continuar”.

¿Amenaza o finta?

United Airlines aseguró que desde el 1° de octubre despedirá 16.370 empleados (entre ellos 2.850 pilotos, 6.910 tripulantes de cabina, 2.010 técnicos aeronáuticos y 1.400 empleados en puestos gerenciales y administrativos). En definitiva, un 17% del total del staff de empleados.

American Airlines cerrará el año con menos de 100 mil trabajadores, a diferencia de los 140 mil con los que contaba a principios de año. Unos 12.500 trabajadores ya han abandonado la compañía de modo voluntario en un esquema incentivado. Los despidos iniciales iban a ser 11 mil pero últimamente crecieron a 19 mil. Un ajuste, en definitiva, del 35% de la masa laboral.

No hay cifras en cuanto a los despidos en Delta Air Lines, aunque la propia empresa asegura que ha logrado acordar el retiro voluntario de 17 mil trabajadores: el 20% del total.

No queda claro si las compañías aéreas hablan certeramente de ajustes y despidos o es una amenaza, si lo que se busca en definitiva no es poner presión al gobierno estadounidense.

La pelota en el campo de Trump.

Las compañías aéreas vienen desde hace semanas insistiendo en que una posible resolución de la situación, sería que se “renueve” la Ley CARES o extiende el período de ayuda hasta por lo menos fin de año. Lo cual también parece insuficiente, si se recuerda el hecho de que la recuperación plena no se alcanzará hasta 2024. ¿Cambiará sustancialmente la demanda en enero de 2021, por ejemplo? No hay demasiada certeza y datos que permitan fomentar esa esperanza. Mejorará, sin duda, pero aún lejos de los niveles preCovid.

De todos modos y en año electoral, Trump parece haber recogido el guante. Ya ha comienzos de agosto, un grupo de 16 senadores republicanos publicaron una carta manifestando su apoyo a la iniciativa de extender los plazos de la Ley CARES.  

Hace dos semanas, el Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, afirmó: “Si el Congreso no va a trabajar, este presidente pondrá las manos en la obra y resolverá algunos problemas. Así que, con suerte, podemos ayudar a las aerolíneas y evitar que algunos de esos trabajadores sean despedidos”. La afirmación insinúa detrás que el presidente Donald Trump podría actuar unilateralmente prolongar los beneficios de CARES por decreto, sin pasar por el Congreso.

Temo que se tratará de un “final apasionante”, no habrá resolución del tema hasta que se acerque el 1° de octubre. Sin embargo, quedará pendiente si la prolongación de CARES supondrá evitar los despidos de modo contundente o simplemente postergarlos en el tiempo, ocultar un lento goteo de pérdida de puestos de trabajo que se extienda por 2021.

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